sábado, 12 de marzo de 2016

Capítulo 37: ¿Y si me pierdo?

Aparqué y me acerqué a un banco sentándome y dejando mi guitarra a mi lado, mi tras miraba a las parejas remando con las barcas, cogi un cigarro y lo encendí mientras esperaba a que llegara Isa. Una chica se puso delante mía y levante la vista mirándola a la cara.
-¿Entretenido?- dijo Isa riéndose y mirando al lado- así que vienes a conquistarme tocando la guitarra.
-Nah, es para que me des tu opinión- dije cogiendo la guitarra para que se sentase y dandole dos besos.
-Vivo aquí al lado, en vez de estar en la calle que hace frío, ¿vamos a mi casa?- me preguntó.
-Bueno, si tu quieres claro- me levanté del banco poniéndome de pie- vamos allá.
 
Fuimos andando a su casa, y subimos a su piso, la casa era moderna y se notaba que tenía dinero por los muebles y la situación en la que vivía.
-Siéntate- dijo indicando el sofá.
-Vale, gracias- conteste sentándome y abriendo así también la funda y saqué la guitarra- bueno a ver si te gusta.
-Va seguro que si- se sentó a mi lado mirándome.
Me dispuse así a tocar y cantar una canción compuesta por mi sobre mi ex y cuando terminé me aplaudió.
-Es preciosa, en serio- dijo mirándome a los ojos- ya veras que todo irá bien.
-Gracias, en serio y también por lo de ayer- dejé la guitarra en el otro lado y vi una foto de ella con un chico.
-Es mi hermano, bueno era- dijo respirando hondo- en parte es por la razón por la que te ayude ayer, a mi hermano lo asesinaron en una pelea después de una fiesta.
-Lo siento... En serio- dije coguiendole la mano.
-No te preocupes, hay que seguir adelante ¿no?- mientras hablaba le miraba el intento de sonrisa.
-Siempre- asentí.
Cogió un mando y puso música, se levantó esperando a que la siguiera y así hice, me llevo al otro lado del salón donde había un espacio vacío.
-Bueno vamos a ver si sabes bailar- dijo riéndose.
-¿Y si no eres capaz de seguirme?- le dije acercándome a ella.
-Hago lo que me pidas- me contesto susurrándome al oído.
La cogí suave de la cintura pegándola un poco más a mi, mientras nos movíamos al ritmo de la bachata.
-No lo hace mal el pequeño- dijo mordiéndose al final el labio.
-Ni tu tampoco- dije haciéndole dar una vuelta y parando el baile.
-¿Quieres algo de beber?- preguntó yendo hacia la cocina que había justo en frente.
-¿Una cerveza tienes?- dije mirando el piso de arriba, ya que era un duplex que ocupaba mitad de la casa.
-¿Lo dudas?- abrió el frigorífico y cogio una para mi y ella se llenó una copa de vino tinto, dirigiéndose hacia mi para entregármela.
-Un brindis- levantamos ambos la bebida y las chocamos.
En ese momento el vaso de tinto se rompió cayéndome a mi el tinto encima.
-Dios mío, lo siento- dijo tocando mi camisa mojada.




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