-Cariño, lo siento por haberme ido, estoy aquí- le aparte las manos de la cara y vi las lágrimas cayendo por sus mejillas, se las quité con el dedo- te quiero.
Me abrazó y apoyó la cabeza en mi hombro mientras le acariciaba el pelo y le besaba la mejilla.
-Lo siento Dani, de verdad yo... Yo no me quiero ir, no puedo estar sin ti- dijo tartamudeando.
-No pasa nada, ya veremos lo que hacemos, ¿y si nos vamos los dos un raro y damos una vuelta?
-Vale- me puse de pie y le di la mano para que se levantará.
Salimos del restaurante y le puse el casco, cuando lo tenía ya puesto la bese tiernamente. Me puse mi casco y nos subimos a la moto.
-¿Dónde quieres que vayamos?- le pregunté.
-Mi casa esta vacía, vamos y hablamos todo tranquilamente ¿quieres?
-Vale cielo- arranqué y fuimos hacia su casa.
Llegamos y subimos, espere mientras abría la puerta y le abracé por la cintura y le di un beso en la mejilla mientras sonreía.
-Te quiero- le susurre.
Abrió la puerta y fuimos a su habitación, me quite la chaqueta y la deje encima de una silla. Me senté en la cama mientras ella se desvestía y se ponía una camiseta larga.
-¿Cuando te irías?- se giró y se sentó a mi lado.
-La semana que viene- me tensé.
-¿Tan pronto?
-Si, lo siento, de verdad voy a intentar venir todas las vacaciones, de verdad que te quiero y jamás he estado tan bien con alguien- me besó.
-Claudia eres la chica de mi vida, y voy a esperarte te lo prometo- la seguí besando y se sentó encima mía.
-Y tú el hombre de mi vida- sonrió.
Mis manos fueron a su cintura y la bese, nuestras lenguas jugaban y mis manos recorría sus muslos, me tumbé mientras su mano se deslizaba debajo de mi camiseta, me quité la camiseta y le deslicé mis labios desde su barbilla hasta el borde de su camiseta, le quite la camiseta y me puse encima suya. Sus manos recorrían mi pecho mientras mi boca baja hasta su abdomen. Nos desnudamos mutuamente, nuestras bocas recorrieron el cuerpo del otro, y finalmente le hice el amor. Los dos acabamos cansados, tumbados uno al lado del otro, ella apoyó su cabeza en mi pecho y yo se la besé.
-Eres lo mejor de mi vida Claudia- sonrió.
-Y tu lo mejor de la mía- me miró- quédate a dormir.
-Me encantaría, mañana buscaremos una solución, ¿juntos recuerdas?
-Claro que sí mi vida, juntos.
Nos quedamos los dos dormidos y no nos despertamos en el resto de noche.